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domingo, 9 de diciembre de 2012

Las luces apagadas

   Mi padre dice que habría que hacer fotos de todas las tiendas que últimamente cierran en nuestra pequeña ciudad. Es verdad que ya son muchas, algunas de toda la vida, hay otras que apenas han durado un año o dos.
   No esta mal la idea de fotografiar las verjas echadas, las luces apagadas y los escaparates vacíos o vaciándose. Tras cada imagen subyacería una historia de ilusiones rotas, de batallas perdidas (y, cómo no, de los dineros perdidos con ellas). El álbum sería otro recuento de cadáveres de esta última crisis. Quizá incluso podría significar algo más si se le añadieran las escasas pero llamativas aperturas (véase Merca-Asia, Burger King, etc.). También sería un ancla para nuestras mentes amnésicas, que en seguida olvidarán algunos letreros y hasta algunas caras sin dejar rastro. A base de cambios sutiles, la ciudad se transforma. Pero el olvido pronto nos hace creer que todo ha sido siempre igual que es. No sé, a lo mejor sólo nos pasa a los jóvenes. A mi ya me requiere un esfuerzo recordar el edificio que fue derribado en mi calle... ¡a principios de septiembre!
   A falta de imágenes... ¿buenas son palabras?
   Hace unos días, el sujeto en cuestión, mi padre, fue a la capital. Como iba a ser mi cumpleaños, me compró un cómic americano, grueso y de tapa dura, eso que se llama novela gráfica, en una librería especializada del centro. En la fachada de la misma un cartel anunciaba cierre por liquidación. El establecimiento se llamaba "Futuro".
  

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