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viernes, 23 de noviembre de 2012

Ídolos en invierno


   Empiezan a recordarnos que se acerca diciembre, un mes que siempre me resulta muy inspirador en el bueno y mal sentido de la palabra. También es un mes que contiene celebraciones de varias religiones, entre ellas la nuestra y mayoritaria, que tal vez ahora no nos tiene para mucha fiesta... Pero como todos sabemos, los designios de los dioses son inescrutables para nosotros, simples mortales y sólo cabe la resignación y tener fe. Cabrearte es absurdo. Los problemas estarán ahí rías o llores, elige. Don´t worry, be happy! El que se enfada tiene dos problemas, enfadarse y desenfadarse. En cambio con una actitud positiva ante la vida podrás lograr todo lo que te propongas y no hay montaña lo bastante alta para impedirte alcanzar tus sueños, o sea, rich yur drims.
   Vaya, ya me he ido de bola.
   En fin, diciembre aún no ha llegado e imagino que la figura mítica que asociamos en esta cultura al último mes del año todavía anda tocándose los huevos, que debe de ser lo que hace el resto del tiempo. Me pregunto que estará viendo en la tele para sacar esa sonrisilla. ¡Hay tantas cosas que pueden parecerle graciosas!
    
                                     
 

viernes, 2 de noviembre de 2012

La autopista (descrita en un día gris)

   Imagínate un tramo de autopista nuevo, recto, amplio y largo. Imagínatelo en un día claro. Por él circulan felizmente los Ferraris nuevecitos de los niños mimados, y algún que otro todoterreno negro, con cara de rottweiler. Mira. Allá va un deportivo afilado, rojo, con una matrícula llamativa. Incluso pasa por allí un cani-móvil de estos con fuego pintado y llantas doradas. Los conducen como si fueran aviones. Aceleran con el alma para el gran despegue que vencerá la gravedad y los hará libres.
   Y yo estoy ahí, entre ellos, conduciendo hacia el mismo lugar, varias veces al borde del infarto. Ojalá hubiera otro camino para llegar allí, pienso, pero la autopista es la única opción. Por eso circulo entre ellos. Los veo pasar, aunque me cuesta apreciarlos, a bordo de mi jodido Seat 600...