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lunes, 28 de enero de 2013

El límite de la oscuridad

   El límite era limpio y claro.
   Un rotundo tajo de carnicero. A un lado estaba el río, cristalino. Detrás el pueblo. Las casas eran blancas. Los niños corrían por las calles empedradas. Los rebaños pastaban en los prados verdes. Entre montes, el horizonte. Lejano.
   Al otro lado, nada. Oscuridad. Negra y profunda. No llegaba luz a las entrañas del bosque. Desde cerca, casi desde el mismo límite, apenas se podían intuir movimientos de sombras.
     Magnética oscuridad. Fantasía de cruzar. A los niños les decían que si lo hacían no regresarían. Se lo decía aquel viejo. Sonrisa socarrona, verbo torpe.
   Las profundidades del bosque guardaban secretos difíciles.
   "Desde dentro te observan..." les decía él mismo.
   El límite era limpio y claro entre luz y oscuridad... Él lo había atravesado alguna vez... Desde luego, eran otros tiempos.
   
    Es decir, ahora ya no había frontera. La oscuridad se mostraba nítida en cualquier parte, en los ojos de aquel que le miraba, a quien todavía le costaba dejar de ver como a un niño. Reflejada en sus propios ojos verdes de gato. Él nunca agachaba la cabeza, aguantaba la mirada, y al final ninguno tenía cojones de aguantársela a él. Era viejo, pero seguía siendo fuerte.
    Y en la mano un tacto frío de metal.
    Apuró el último vaso en el bar de siempre. "Esta noche no dormiré" presintió. Había regresado el insomnio. De todas formas, dormir mucho no estaba en su naturaleza. Salió a la intemperie helada, bajo la luz de la luna llena. La edad había endurecido sus rasgos más si cabe.
    Comenzó a caminar.
    Lo hacía sin darse cuenta, casi por instinto.
    En el fondo era un tipo de sangre caliente, aunque hubiera aprendido a tragarse los sentimientos. Curiosamente, era eso lo que le hacía temible. En fin, el caso es que a veces encaminaba sus pasos hacia allí. Algún grillo y el murmullo del río, y frente a sí la puerta de las sombras, como llamándole. Siempre sucedía a la noche.Y sólo entonces abandonaba su sentido primario, animal, su condena a la vigilia constante y se sumergía en su soledad, en un mundo de imágenes y demonios, mientras paso a paso se acercaba a la frontera negra. Solía llegar y quedarse observando no se sabe qué, sumergido en sus pensamientos, algo muy raro en él.  
    Pero aquella vez, Dios sabe por qué, no fue así. Ensimismado, se disponía a cruzar, a perderse entre las sombras, pero alguien, estupefacto, acababa de decidir que no debía hacerlo. Momentos de estridencia atravesaron la armonía nocturna.
     Dicen que el cuerpo desplomado cayó al otro lado del límite. Murió en la oscuridad.

sábado, 26 de enero de 2013

Nuevos tiempos

   La desconfianza era lógica y natural. De hecho, el recelo era mutuo. Pero a partir de entonces y durante el resto de su vida, iba a tener que aguantarle. Quién sabe. Tal vez hasta terminaran entendiéndose. Al fin y al cabo, un mismo impulso les había llevado hasta allí.

lunes, 7 de enero de 2013

Línea de meta

   Hola.
   Esta es mi primera entrada del año así que, con un retraso brutal, les deseo feliz 2013.
   Nuestro planeta atravesó hace siete días la línea de meta. A ver si esta vuelta se nos da mejor que la anterior. Hay que remontar. Llevo un tiempo sin tener ni idea de lo que voy a hacer con este blog. Escribo esto no porque me haya vuelto la inspiración, sino por dar alguna señal de vida. Hablar de mi vida y mis inquietudes es cansado y aburrido. Filosofar siempre acaba siendo ridículo y pretencioso. Otras opiniones más obvias y cercanas no las quiero ir pregonando por internet. Y la falta de inspiración me impide inventarme nada últimamente.
   Habrá que ver por donde tira esto. Lo dicho, feliz año.