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miércoles, 31 de octubre de 2012

Lo contrario de un cuento


   Menudo día llevaba… Los cretinos de su clase le habían robado el estuche y se habían dedicado a lanzárselo entre sí, intentando evitar que él lo recuperase. Finalmente lo habían encestado en la basura. Ante la hilaridad general, había tenido que agacharse y meter la mano ahí para cogerlo. A todo esto el profesor había pasado la hora jugando con el iPad y cuando él intentó quejarse de lo que sucedía, se había limitado a emitir un displicente: “Chicos… tranquilos”. Durante la siguiente hora, tuvieron examen de biología, y le salió bien, pero podría haberle salido mejor si no hubiera estado pendiente de dejárselo copiar a la chica que le gustaba.  Luego ni las gracias, y encima en el recreo la había visto liándose con ese chulo de los ojos verdes y los pantalones caídos que siempre se burlaba de él en clase, y que al contrario que él, casi nunca había sido majo con ella.
   Y ahora, cuando sólo tenía ganas de descargar su furia con el juego más violento de la Play, le venía su hermana pequeña, con sus ricitos y sus grandes ojos azules, con un papel en una mano y un lápiz en la otra, pidiéndole que le ayudara a escribir un cuento… ¡será posible! Y le dijo que escribiese sobre maldiciones que nunca terminan, sobre malos que por ser tan malos siempre ganan, sobre el hecho de que la belleza, obviamente, está en el exterior y el amor es una enfermedad y no siempre triunfa… “Pero eso no sería un cuento” protestó la niña      “… ¡sería lo contrario de un cuento!” Él sonrió amargamente. ¡Maldita sea, cuánta razón tenía la enana! Así que tras un suspiro, resignado, le ayudó a buscar un final feliz. En esa hoja de papel, todo era posible.

viernes, 12 de octubre de 2012

Mensaje a los 35

    La delegada de clase va vestida en chándal, porque ese día ha tenido Educación Física. Lleva todo su pelo castaño, o rubio oscuro, recogido en una coleta.
    Estamos a jueves, pero como si fuera viernes, porque el viernes es fiesta por el Pilar. Es penúltima hora. La profesora de economía no ha venido a clase, y como profesor de guardia está un hombre viejo, empanado, con una redonda barriga que parece al límite de la explosión, al igual que la camisa. Este hombre ocupa su sitio con tranquilidad, abre su carpeta de Bob Esponja y se pone a leer lo que sea que lleve dentro. La delegada decide aprovechar la situación y le pregunta si puede hablarles a sus compañeros de las decisiones tomadas en la última Junta, que ha tenido lugar ese mismo día, a la hora del recreo, y ha finalizado hace apenas nada. Los compañeros probablemente preferirían jugar a las cartas o escuchar música. Lo segundo, muchos lo acabarán haciendo de todos modos.
 
    El profe acepta y la delegada sale a la pizarra. Ya lleva encima un poco de cansancio, porque le ha tocado llevar la voz cantante en la reunión, pero no pasa nada. Explica en primer lugar que el centro apoyará la huelga de tres días convocada para la semana próxima. Estalla el júbilo general e inmediatamente nuestra prota aclara que huelga no es igual a fiesta. Les pregunta a los compañeros si saben porqué es la huelga. Muchos enseguida desconectan y sacan los auriculares. Los demás forman un barullo de voces, en seguida se oye el abstracto "por los recortes", pero más allá de eso, poca cosa. Se dicen muchas chorradas. La delegada explica los motivos por los que "estamos jodidos", habla de lo difícil que es para los profesores dar clase a 35, tan solo la visión de tanto memo junto ya es un agobio (ella está empezando a sufrirlo en sus propias carnes). El profe de guardia asiente levemente con la cabeza.
    - ¡Pero en algunas clases hay 15, esto es mala gestión! -objeta una chica sin razón, puesto que las clases a las que se refiere son las de latín y griego, muy poco solicitadas.
     La delegada sigue hablando: los despidos de profes, la subida de las tasas universitarias... etc.
     La chica mejor informada de la clase, una de grandes gafas de pasta y aspecto un poco hippy le pasa desde la primera fila un panfleto del Sindicato de Estudiantes. Entonces la delegada habla también de las pretendidas reválidas... pero ciertamente pocos están escuchando. Le cede la palabra a la chica mejor informada y ella se coge una silla. Lo necesitaba. Resopla.
   
     Su frustración provoca risas. No hay forma de que escuchen, no hay forma de que callen y son 35.
 
     La delegada escribe en la pizarra las fechas de las manifestaciones y concentraciones que se pretenden organizar en los días de huelga, si bien todavía esta todo muy en pañales. Obviamente, todas los actos se celebran en la capital, ya de por sí pequeña, y un tocahuevos protesta porque dice que para los de pueblo es incómodo. La discusión alcanza tal grado que la delegada acaba diciéndole que organice una concentración en su pueblo si le da la gana.
      - Mira, tú te haces una foto en tu pueblo con dos amigos y una patata manifestándoos, me la envías y yo ya me daré por satisfecha. -dice al límite de su paciencia.
      - Si te envía una foto suya sin camiseta también te darás por satisfecha -dice un amiguete del tocahuevos.
     Todo el mundo se ríe. Va pasando el rato. La delegada se ve impotente, no logra mantener el orden y menos la seriedad. En cuanto al profesor, es obvio que la cosa no va con él. Sólo en un momento dado, mira a la delegada, le sonríe y le dice: "hoy te estás ganando el sueldo". Y si estuviera más cerca, seguramente le daría una palmadita en la espalda a la muchacha.
      Ella se ofusca. La huelga no es una frivolidad. El problema es de todos y a nadie parece importarle. Decide atacar directamente a uno de los principales tocahuevos.
      - A ver, ¿tú quieres ir a la universidad? -apela, a la desesperada.
      - Sí -responde él.
      - ¿¡Y tú crees que con tus notas te van a dar una beca!?
      La hora termina con la delegada, vencida, echándose la cabeza a las manos y emitiendo un leve sollozo.
      Entonces, los mismos tocahuevos exclaman falsas muestras de apoyo.
      Los que escuchan música ni se enteran.
      El profe sigue a lo suyo.
   
   

domingo, 7 de octubre de 2012

Free shit

- Oye, a lo mejor es cosa mía, pero creo que estás tragando mierda...
- ¡Pero qué dices idiota! Te jode que haya mucha y sea gratis...