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lunes, 16 de septiembre de 2013

El retorno


  En septiembre toca volver, así que aquí me tienen.
  Algo les tendré que contar ¿no?.
  Hace pocos días que volví de Londres. Igual podría hablar de Londres.
  No, me parece que no.
  Ni una semana es tiempo suficiente, ni por supuesto, un viaje turístico la circunstancia adecuada, para emprender la ardua tarea de encontrar en esa maldita ciudad algo que merezca ser contado en este blog. Es una puta lucha contra los elementos.

  En fin, menos mal que las cosas son diferentes aquí en casita. No hay ni que moverse del sofá, el mismísimo telediario te facilita, con total naturalidad, (incluso ahora, en los tiempos de la Marca España, ya saben) tropecientas historias ideales para esta página.

  Mi preferida es la de Madrid 2020. Lo tiene todo. Tiempos de crisis, en los que la ilusión despierta fácil. Un plan grandilocuente. El optimismo avasallador, inevitablemente contagioso (e injustificado) de los medios de comunicación. Peleas a sangre y fuego en las redes sociales.
   Incertidumbre, emoción.
   Se acerca el desenlace y la cosa alcanza su clímax con el discurso de la alcaldesa de Madrid. Esa señora no sabe inglés, sabe que no sabe inglés, pero disimula (mal) animando con entusiasmo a tomar una relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor.
   Obviamente, no cuela. ¿Había alguna posibilidad?
   La derrota no es nada comparada con esa indescriptible escena.  Simplemente épico... Auténtico plástico. A nosotros nos engañaron, pero en realidad era una muerte anunciada. Ganó Tokio.
   Pocos días después los diputados empezaron el curso con goteras en el congreso. Alguien tuiteó "la democracia llora". Una delegación japonesa, que por ahí andaba, inmortalizó el momento con sus iPads. Joder, no se me habría ocurrido remate más efectivo.

   No me queda espacio para hablar de lo de Cataluña, así que lo dejaremos para la próxima. Demasiado que decir en poco tiempo. Y en tres días empiezo el curso, así que prepárense.
 
    Blog, sweet blog...